lunes, mayo 08, 2006
letras atrasadas
hoy despues de un viaje y muchas horas recuperadas de suenio, vuelvo a reconstruirme un sitio... con el inernet cortado y pocas ganas de hacer cualquier cosa paso mis poemas a computadora, inicio el primer proceso de edicion de los mismo y aguardo una noticia que quiza no llegue, igual que busco que hacer de mi, asi que sin mas ni mas me dio por leer lo escrito y entre todo eso, me encontre un poema tan sobrio y tan mio, porque no tiene la esencia de nadie mas, porque no habia ni manos ni labios, mucho menos ojos ni poemas que fallaron, como ahora los hay, entre todo encontre este poema, frio muy frio, algo desbordante y apasionado en una pasion idilica e inexistente, en fragmentos de una cuartilla cada uno, algo gastados ya pero igual llenos de nada, no tuve forma de colocar la nueva edicion pero no cambia mucho de esta... igual y no dice mucho para algunos....
Idilio
- I -
Son los tablones negros, viejos y podridos
que cubren mi habitación, la que me ata.
Que destrozan mis nudillos, que acrecientan mi frustración
Y se llevan en el tiempo, mis lagrimas,
Y cubren mis huesos de hielo, mis libros de sombras.
Que no daría por verte viéndome,
por tomar tu paz como llevas la mía,
por tirar esta pared aunque sangren mis manos,
por sacar mis pies del lodo y calzarlos.
Tal vez pueda verte el lunes, después de reír,
después de hacer mofa de mi mismo
y reunir toda la pena que te doy
para cortar mi cara antes de esconderla.
Que tengo vida solo en el crepúsculo.
En el claroscuro, en los pliegues que figura el tiempo.
Que tengo muerte más que la suerte,
y no que da paso que pisar, ni aire que aspirar,
después de encontrarte bañada en vértigo.
Puedes rasgar sin saber mi razón
y entonces escriba incoherencias, como tal
viva también sin hallarte, ni tomarte.
Viendo la música que dibuja tu andar,
mirando el despliegue de fuegos artificiales que son tus ojos
que contrastan con mis pies sucios, y mis brazos flacos,
que delatan mi escuálida figura y el andrajo
en que se convirtió mi ser.
No puedo romper el ensalmo de tu piel
que me aprisiona y me angustia, hasta polvo
entre aromas, entre vapores a veces gratos.
Mas allá de ti, si hay algo mas
que sabré?, que encontrare si no puedo volar
tengo alas y no se volar.
Tan patético que vivo en mi caja
y no puedo ver fuera de mí.
Fuera de estos tablones negros, viejos y podridos.
- II -
Dibujas la sombra, esa sombra clara en la pared
que atormenta mis sueños.
Ya no se si soy de piel o de anhelos,
ni si mis extremidades, enredaderas flacas
obedecen a mis impulsos.
La basura y el polvo se confunden,
forman el cuadro inhóspito
de un caserón abandonado hace ya.
Con el ruido tétrico de la escalera
me recuerdo que aquí vivo yo,
entre cristales opacos.
Afuera la hierba esta crecida,
y los vecinos no se atreven a voltear.
Que importaría si revienta mi cabeza?
El cuadro superior voltea la mirada
cuando me mira pasar,
arrastrando en mis pies, con grilletes mis penas.
Mira bien el aposento, dime ahora que soy.
Soy humano o solo espectro.
Soy el diablo o soy un dios.
Una estrella extinta de tanto brillar.
Y el viento trae tu perfume de rosas,
de azucenas y claveles, de flor de primavera.
No se cuantas estaciones llevo aquí,
Cuantos siglos, cuanto así, dándome lastima.
Llevo tanto sin salir, y no acabo nunca de morir.
Volveré a tomar tus ropas como todos los días,
Para recordar la gracia que poseías
en este tu vestido de seda.
Como el viento jugaba con el,
haciendo gala a tu belleza
como al cielo una aurora boreal.
Y tu jugabas a que me tenias,
tan bien lo hacías que al marcharte,
aun llevas todo de mí.
Por eso dibuje tu silueta en la pared.
Por eso me escondo de las ventanas.
Me escondo en mi piel.
- III -
La noche cubre el ático siempre,
ahí no habita el miedo a recordar.
Su duela nunca la pisaste.
El baúl esta vació de ti y lleno de tiliches.
En el pequeño tragaluz veo la lluvia,
es la única voz exterior que soporto.
No se porque me dio por esconderme aquí,
da igual si muero en el sótano o en un cuarto,
mas creo que aquí hay menos memorias,
aunque muchas mas nostalgias.
Recuerdo estos juguetes, soldados de plomo,
carros de madera y hasta osos de trapo.
Me agradan los ruidos de la casa, y asomo
el oído por ver que me dice,
quizás recuerda, quizás predice.
No lo se, vago por aquí desde hace tres días,
leyendo a stendhal, habla bien, todo lo que daría
por hablarte, por escucharte, por… no se.
Mis poemas ya no son tales.
No hablo de amor, de paz, si acaso la que me falta.
Mis canciones; cuales? No hay tal.
Mi música; cual? No toca mi guitarra,
Ella hecha pedazos, todo por tocar alegre.
Mi nombre; para que? Quien se va a ocupar?
No lo hago yo, no después de ti.
Cuento las vigas en el techo, son dieciséis.
No están mejor que los tablones de mi cuarto.
Parece fueron cortados del mismo árbol,
o cortados el mismo día negro.
Imagino ese día, quizás nublado,
tal vez maldito como yo.
No lloro, no tengo porque, ni para eso me alcanza
ni las fuerzas, ni las ganas.
Veo solo obscuridad, nada más.
No se como me cubrió por completo.
Ni como distingo los muebles sin ver.
Ni como soy o dejo de ser.
Si me vieras; solo si pudieras.
- IV -
Quisiera dejar de ver como huye,
como se escapa a hurtadillas el alma de mi.
La llaga supura otra vez.
Mi cuerpo cadavérico pide piedad
a tu maldad, a tu desvió.
Soy el barco de la muerte de Tráven.
Me veo en el cristal y no me reconozco,
no soy yo esa imagen
impostora con acaso semejanza.
Quisiera olvidar el brillo de tu piel
bajo la sutil luz de los cirios.
El aroma de ti por los rincones,
es el aguijón que tengo en mí.
Ahora quisiera salir, mas no puedo,
pido a mis piernas me soporten mas no me muevo.
No soy la mitad del hombre que fui.
Soy la miseria, soy la plaga en mí.
Vivo la pesadilla dormida, que ataca por los flancos.
Los cristales con escarcha, parecen más vulnerables,
y me sumerjo en este viaje fuera de mí.
Ven a decirme como morir,
enséñame a resignarme como tu.
Que no dejo de amar tus manos,
que no es de humanos vivir así.
Quisiera llorarte una canción. Permíteme escribirla.
Que no hable de martirio, que hable de Sión,
de recompensas, de magia e ilusión.
El negro de mi saco es el de mi suerte,
y el polvo que me cubre; la nostalgia.
Pero lo que quiero nada importa, dicen:
" Nadie es lo que quiere, sino lo que puede ser"
y yo solo me apago, sin gritar tu nombre.
Ni escuchar tu voz.
- V -
Sabes cual música me gusta? Que yo no se.
Escucho los sonidos que resplandecen
tanto en mí como en la casa.
Al igual que la aurora después de la tempestad.
Siento el movimiento del aire,
jugando con mi pelo, lentamente.
La naturaleza abraza a sus hijos.
Aun aquí me logro encontrar.
Me habla en cantos, me escucha calmada,
y creo que entiende bien la encrucijada
entre mis sueños y lo real.
Entre el final y después.
Permíteme ver de nuevo mis manos,
las fotos de padres y hermanos.
Lo que tengo doy, si acaso algo me resta,
si acaso pierdo la respuesta, donde estoy?
No se si carezco de espantos
o el espanto soy yo.
Si me escondo del mundo,
no el mundo se escondió de mí?
Visto las cenizas del último incienso
mientras su aroma aun perdura.
Quisiera morir con más premura.
Y aun quisiera verte, aun… por si llueve.
Que jamás vive el que no muere,
pero todos mueren aun sin vivir.
Y es la vida efímera, como el salmo
que algún día te cante.
Se ahogo en mis labios, se consumió al salir.
Nadie lo resguardo. Ni siquiera yo.
Ni siquiera tú.
Ni siquiera tú.
- VI -
Veo la postura que toman las cortinas.
Graciosas, un tanto caprichosas.
Con pesares me levanto, al mismo tiempo
maldigo mi nombre… ando a tiento.
Comienzo a recitar tus oraciones,
las mismas que solía reprochar.
Dicen lo mismo, y no suenan igual,
para mi no significan nada, ni lo harán.
Como hacer frente a las ventanas?
Como a las fontanas? Como a tu muerte?
Como dejar de ver tu alta figura?
Como dejar de oír tus sacras palabras?
Llenando con tu espíritu la anchura
de toda esta llanura, y me temple.
Lo se, ya no es invierno. Pero el cielo llora.
Si tuviera fuerzas lloraría con el.
Mas no tengo sino llagas en la piel.
Y las manos rotas desde el día aquel.
- señor no llora? -
- no, no sin ella -
Pero llore, mucho, y más aun.
Y te rendiría tributo en mis lágrimas.
Pero las gaste, como gasto mi último aliento.
Aliento que repite tu nombre.
Yo ya olvide el mío.
Soy el viento sobre la hierba queriendo aterrizar.
Soy la última flor de azahar,
El cuerpo que tiembla, que huye al caminar.
No soy lo que era, y ahora; era, y ya no soy.
Pinto tu silueta en la pared,
rompo mis puños, juego a ser,
a vencer, y tengo muerte mas que suerte.
Repito tu nombre.
Que ya olvide el mío.
Idilio
- I -
Son los tablones negros, viejos y podridos
que cubren mi habitación, la que me ata.
Que destrozan mis nudillos, que acrecientan mi frustración
Y se llevan en el tiempo, mis lagrimas,
Y cubren mis huesos de hielo, mis libros de sombras.
Que no daría por verte viéndome,
por tomar tu paz como llevas la mía,
por tirar esta pared aunque sangren mis manos,
por sacar mis pies del lodo y calzarlos.
Tal vez pueda verte el lunes, después de reír,
después de hacer mofa de mi mismo
y reunir toda la pena que te doy
para cortar mi cara antes de esconderla.
Que tengo vida solo en el crepúsculo.
En el claroscuro, en los pliegues que figura el tiempo.
Que tengo muerte más que la suerte,
y no que da paso que pisar, ni aire que aspirar,
después de encontrarte bañada en vértigo.
Puedes rasgar sin saber mi razón
y entonces escriba incoherencias, como tal
viva también sin hallarte, ni tomarte.
Viendo la música que dibuja tu andar,
mirando el despliegue de fuegos artificiales que son tus ojos
que contrastan con mis pies sucios, y mis brazos flacos,
que delatan mi escuálida figura y el andrajo
en que se convirtió mi ser.
No puedo romper el ensalmo de tu piel
que me aprisiona y me angustia, hasta polvo
entre aromas, entre vapores a veces gratos.
Mas allá de ti, si hay algo mas
que sabré?, que encontrare si no puedo volar
tengo alas y no se volar.
Tan patético que vivo en mi caja
y no puedo ver fuera de mí.
Fuera de estos tablones negros, viejos y podridos.
- II -
Dibujas la sombra, esa sombra clara en la pared
que atormenta mis sueños.
Ya no se si soy de piel o de anhelos,
ni si mis extremidades, enredaderas flacas
obedecen a mis impulsos.
La basura y el polvo se confunden,
forman el cuadro inhóspito
de un caserón abandonado hace ya.
Con el ruido tétrico de la escalera
me recuerdo que aquí vivo yo,
entre cristales opacos.
Afuera la hierba esta crecida,
y los vecinos no se atreven a voltear.
Que importaría si revienta mi cabeza?
El cuadro superior voltea la mirada
cuando me mira pasar,
arrastrando en mis pies, con grilletes mis penas.
Mira bien el aposento, dime ahora que soy.
Soy humano o solo espectro.
Soy el diablo o soy un dios.
Una estrella extinta de tanto brillar.
Y el viento trae tu perfume de rosas,
de azucenas y claveles, de flor de primavera.
No se cuantas estaciones llevo aquí,
Cuantos siglos, cuanto así, dándome lastima.
Llevo tanto sin salir, y no acabo nunca de morir.
Volveré a tomar tus ropas como todos los días,
Para recordar la gracia que poseías
en este tu vestido de seda.
Como el viento jugaba con el,
haciendo gala a tu belleza
como al cielo una aurora boreal.
Y tu jugabas a que me tenias,
tan bien lo hacías que al marcharte,
aun llevas todo de mí.
Por eso dibuje tu silueta en la pared.
Por eso me escondo de las ventanas.
Me escondo en mi piel.
- III -
La noche cubre el ático siempre,
ahí no habita el miedo a recordar.
Su duela nunca la pisaste.
El baúl esta vació de ti y lleno de tiliches.
En el pequeño tragaluz veo la lluvia,
es la única voz exterior que soporto.
No se porque me dio por esconderme aquí,
da igual si muero en el sótano o en un cuarto,
mas creo que aquí hay menos memorias,
aunque muchas mas nostalgias.
Recuerdo estos juguetes, soldados de plomo,
carros de madera y hasta osos de trapo.
Me agradan los ruidos de la casa, y asomo
el oído por ver que me dice,
quizás recuerda, quizás predice.
No lo se, vago por aquí desde hace tres días,
leyendo a stendhal, habla bien, todo lo que daría
por hablarte, por escucharte, por… no se.
Mis poemas ya no son tales.
No hablo de amor, de paz, si acaso la que me falta.
Mis canciones; cuales? No hay tal.
Mi música; cual? No toca mi guitarra,
Ella hecha pedazos, todo por tocar alegre.
Mi nombre; para que? Quien se va a ocupar?
No lo hago yo, no después de ti.
Cuento las vigas en el techo, son dieciséis.
No están mejor que los tablones de mi cuarto.
Parece fueron cortados del mismo árbol,
o cortados el mismo día negro.
Imagino ese día, quizás nublado,
tal vez maldito como yo.
No lloro, no tengo porque, ni para eso me alcanza
ni las fuerzas, ni las ganas.
Veo solo obscuridad, nada más.
No se como me cubrió por completo.
Ni como distingo los muebles sin ver.
Ni como soy o dejo de ser.
Si me vieras; solo si pudieras.
- IV -
Quisiera dejar de ver como huye,
como se escapa a hurtadillas el alma de mi.
La llaga supura otra vez.
Mi cuerpo cadavérico pide piedad
a tu maldad, a tu desvió.
Soy el barco de la muerte de Tráven.
Me veo en el cristal y no me reconozco,
no soy yo esa imagen
impostora con acaso semejanza.
Quisiera olvidar el brillo de tu piel
bajo la sutil luz de los cirios.
El aroma de ti por los rincones,
es el aguijón que tengo en mí.
Ahora quisiera salir, mas no puedo,
pido a mis piernas me soporten mas no me muevo.
No soy la mitad del hombre que fui.
Soy la miseria, soy la plaga en mí.
Vivo la pesadilla dormida, que ataca por los flancos.
Los cristales con escarcha, parecen más vulnerables,
y me sumerjo en este viaje fuera de mí.
Ven a decirme como morir,
enséñame a resignarme como tu.
Que no dejo de amar tus manos,
que no es de humanos vivir así.
Quisiera llorarte una canción. Permíteme escribirla.
Que no hable de martirio, que hable de Sión,
de recompensas, de magia e ilusión.
El negro de mi saco es el de mi suerte,
y el polvo que me cubre; la nostalgia.
Pero lo que quiero nada importa, dicen:
" Nadie es lo que quiere, sino lo que puede ser"
y yo solo me apago, sin gritar tu nombre.
Ni escuchar tu voz.
- V -
Sabes cual música me gusta? Que yo no se.
Escucho los sonidos que resplandecen
tanto en mí como en la casa.
Al igual que la aurora después de la tempestad.
Siento el movimiento del aire,
jugando con mi pelo, lentamente.
La naturaleza abraza a sus hijos.
Aun aquí me logro encontrar.
Me habla en cantos, me escucha calmada,
y creo que entiende bien la encrucijada
entre mis sueños y lo real.
Entre el final y después.
Permíteme ver de nuevo mis manos,
las fotos de padres y hermanos.
Lo que tengo doy, si acaso algo me resta,
si acaso pierdo la respuesta, donde estoy?
No se si carezco de espantos
o el espanto soy yo.
Si me escondo del mundo,
no el mundo se escondió de mí?
Visto las cenizas del último incienso
mientras su aroma aun perdura.
Quisiera morir con más premura.
Y aun quisiera verte, aun… por si llueve.
Que jamás vive el que no muere,
pero todos mueren aun sin vivir.
Y es la vida efímera, como el salmo
que algún día te cante.
Se ahogo en mis labios, se consumió al salir.
Nadie lo resguardo. Ni siquiera yo.
Ni siquiera tú.
Ni siquiera tú.
- VI -
Veo la postura que toman las cortinas.
Graciosas, un tanto caprichosas.
Con pesares me levanto, al mismo tiempo
maldigo mi nombre… ando a tiento.
Comienzo a recitar tus oraciones,
las mismas que solía reprochar.
Dicen lo mismo, y no suenan igual,
para mi no significan nada, ni lo harán.
Como hacer frente a las ventanas?
Como a las fontanas? Como a tu muerte?
Como dejar de ver tu alta figura?
Como dejar de oír tus sacras palabras?
Llenando con tu espíritu la anchura
de toda esta llanura, y me temple.
Lo se, ya no es invierno. Pero el cielo llora.
Si tuviera fuerzas lloraría con el.
Mas no tengo sino llagas en la piel.
Y las manos rotas desde el día aquel.
- señor no llora? -
- no, no sin ella -
Pero llore, mucho, y más aun.
Y te rendiría tributo en mis lágrimas.
Pero las gaste, como gasto mi último aliento.
Aliento que repite tu nombre.
Yo ya olvide el mío.
Soy el viento sobre la hierba queriendo aterrizar.
Soy la última flor de azahar,
El cuerpo que tiembla, que huye al caminar.
No soy lo que era, y ahora; era, y ya no soy.
Pinto tu silueta en la pared,
rompo mis puños, juego a ser,
a vencer, y tengo muerte mas que suerte.
Repito tu nombre.
Que ya olvide el mío.
Sereno.
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Comentarios:
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En verdad son muy bellas estas letras Sereno!... he paseado la mirada por cada renglón, y la tristeza me abrazó.
...al fin de cuentas, parece que todas las tristezas son iguales.
Muchas gracias por tu mensaje en mi blog... ya ves, a veces tiene una que desintoxicarse el alma... buscar letras nuevas, verdaderamente nuevas.
Un abrazo
Mony
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...al fin de cuentas, parece que todas las tristezas son iguales.
Muchas gracias por tu mensaje en mi blog... ya ves, a veces tiene una que desintoxicarse el alma... buscar letras nuevas, verdaderamente nuevas.
Un abrazo
Mony
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