lunes, mayo 28, 2007

 

gimme one penny

escuchando: teclados.. muchos
estado animico: so-so
pensando: donde andara, aquel amor, que yo quise tanto (8)

GIVMI GUAN PENI

- Si es bien fácil. Mira. Tu nomás te acercas a ellos, estiras la mano y les dices: guivmi guan peni, y ya, es todo, ése.
- ¡Un peni! ¿Nomás un peni?
- No, pinche Meño. Así se dice nomás, pero te dan más.

“Gimme one penny”. Meneses, Rubén. Cap.13 p.69

Hace apenas unos días que me encontré con este libro, tras el desconcierto del titulo, me di a la tarea de investigar su contenido; ya había leído un poco sobre su autor, Rubén Meneses, quien cuenta con una actuación destacada dentro de las letras del noroeste del país. Al tener contacto con su obra me di cuenta del porque de la trayectoria de Rubén, y es que en esta novela corta, encontramos un desarrollo bien estructurado y una construcción del lenguaje interesante, donde no se nota de entre los diálogos usados o haber escuchado una conversación con esas mismas palabras.
Anclado en un San Luis Río Colorado de los años 60’s, con fondo en la frontera, nos viene esta historia. El Meño en forma casi indirecta viene a ser nuestro héroe, y es que la historia es de muchos y de ninguno, es una construcción de un escenario de frontera, donde los cabaret’s y cantinas, así como las curio’s, son el gancho para el “gringo” y la oportunidad para los locales.
Los encuentros con “La Migra” no pueden faltar en una historia de frontera, en esos tiempos el cerco era muy reducido, con muchos hoyos, y muy poca patrulla fronteriza. El caso de un “migra” en particular se desarrolla también como historia paralela, como la historia de Renata, como la de El gato y otras más.
¿Que encontramos en “Gimme one penny”? Aquí encontramos algo de historia y mucho de narrativa, y es que cada capítulo es una narración individual, con su nombre propio, con su inicio y su final, en forma sencilla y fresca recorremos 26 capítulos. Vemos además, la transición de un niño, de la inocencia, al despertar ante un mundo que lo acecha, un mundo que esta ahí, de los narcos, de los polleros, del sexo opuesto, un mundo que para él es desconocido, pero no ajeno.
En cuanto al nombre, me encontré en discusión con alguien que decía. –¿Porque un nombre en ingles cuando esta escribiendo para los mexicanos?– Pues bien, yo defendí el nombre, no por simpatía directa, sino por encontrar el fondo de la misma, incluso más por entender el sentido de la frase, porque yo nací en frontera, porque encuentro en la historia dos veces la frase; una es cuando a un niño se le abre un mundo distinto y más complejo, la segunda cuando este mismo niño es absorbido y endurecido por el medio, y se convierte en un personaje más a escena, un miembro de una trama que se dio por muchos años y aún se sigue dando en la frontera, y es que, para nosotros no debe de ser tan incomprensible, porque tenemos una línea que divide familias, que divide monedas, tenemos cabaret’s, ahora conocidos como congales o table’s, muchos curio’s por toda la Avenida Revolución y en la Zona Internacional, el escuchar frases en ingles para nosotros vino a ser normal, una forma más de comunicarnos, y no es negarnos, ni negar nuestras raíces, es un delta, una lucha entre dos corrientes, donde ambas se neutralizan, donde por necesidad se toleran y se aceptan.
Hay que recordar, cuantas historias hemos pasado en las calles, éstas que recorremos a diario, o recordar las historias oídas durante generaciones, quizás en una de ellas, si es que logramos evocarlas bien, nos encontraremos siendo alguno de los personajes que Rubén Meneses describe en esta interesante novela.
Que tanto de eso es ficción, que tanto es realidad no lo sabemos, pero algo esta claro, nuestra realidad esta envuelta en ficciones como éstas, en historias de amigos alteradas con el correr de los años, porque los años nos alteran. En “Gimme one penny” encontramos esas historias, sin intención de alteraciones, con la pura necesidad de ser ficción, de ser reflejo de una sociedad que ni es de allá ni es de acá, que se recicla y se renueva conforme tenga la necesidad. Con esta novela recordamos que los recuerdos de unos, pueden muy bien ser los de muchos.
No es una situación temporal, ni tampoco una moda, la vida en la frontera es distinta, porque ningún lado nos quiere del todo, algunos, porque nos quisieran más lejos, y otros, porque ellos quisieran estar más cerca, de cualquier modo se evoca un mundo distinto, más complejo e improvisado, todo esto esta plasmado en breves chispazos en la obra de Rubén, donde si ponemos atención aprendemos algo de lo que ha sido la vida en la frontera.

Sereno.

lunes, mayo 14, 2007

 
escuchando:naa
estado animico: dada!!
pensando: muevanse dedos


Color

La llave se encontró, entre besos y bocas

Entre sabanas azuladas de primavera

El punto estaba en las cartas de amor

En los dientes olor a hierbabuena

Con sol entre los dedos, y también cabellos

Que caen como lluvia sobre un pecho desnudo

Un semáforo en verde, ¿no que el amor era rojo?


Sereno

viernes, mayo 04, 2007

 

sera?

creo que me destrozo yo mismo para no darte ese gusto

 

CON ONCE HERIDAS MORTALES

escuchando: naa
estado animico: destrozado
pensando: que hermoso cuerpo

Porque se que no te gusta que reviente palabras al aire, ni que haga papalotes de versos no te gusta que exprese cuando algo me duele divagando en ideas, por eso tengo que sentarme a escribir, sentarme a escuchar poesía, a estar seguro de algo, solamente, venir después de menospreciar mi valía, de hundirme en la humillación para pedir amor, aunque me mientas es un juego muy frágil, eso de pensarte eterna, y saberme mortal. Hoy se que estoy en el filo que no soportare mas descubrir letras, que quizá prefiera ser un estupido, un juego, siempre y cuando sepa las reglas, y me pregunto, acaso podrás tu pedir los mismo? Acaso tendrás tú tus reglas? En mi no hay la burla, por eso cierro los ojos lo mas que puedo, quizá un día, alguien o algo sea mas fuerte que yo mismo, y eso, mujer puede pasar de tu frontera o la mía, pero yo espero que des el ultimo golpe, porque solo queda uno y después de eso se caerá la pared, o se levantara no lo se, podríamos vernos realmente o dejar de ver, y ya no se donde esta la balanza, si me empeño en hacer a un lado la razón, en pisotearla, si me dedico a mirar de lejos, a pensar si tiro los dados, si los tiras tu, si ya no se que pensar, saber que tu y el van perdiendo los miedos, y yo la dignidad, y la entereza, acaso es un mal de poeta? O esto lo pinte para mi? Lo cierto es que hoy, no sale ni la luna ni mi voz. Hoy no hay lluvia, y alguien por ahí tiene una bruja, con besos que saben a café, y tiene más tiempo, y más voluntad de ti que aun yo mismo. Pero seguiré poniéndome mis tenis pintados y despintados, y seguiré leyendo lo que pueda, porque es verdad que viniste a curarme de males y a dejar otros peores, y me sumerjo en ellos como en agua bendita, para que al menos en el dolor te sienta mía, al menos en mi estupidez, pueda sentir que soy otra vez el dueño del aire que respiro. Seguiré buscando limites a los narcisos, buscando mis ojos en las calles, mi andar en los vientos, mi alma en las letras, y también en otras letras, para saberme libre del castigo, o librarme yo, aunque sangre. Aunque los días se me hagan de chocolate y las piernas se pongan en automático.

CON ONCE HERIDAS MORTALES...

Con once heridas mortales,
hecha pedazos la espada,
el caballero sin aliento
y perdida la batalla,
manchado de sangre y polvo,
en noche oscura y nublada,
en Ontígola vencido
y deshecha mi esperanza,
casi en brazos de la muerte
el laso potro aguijaba
sobre cadáveres yertos
y armaduras destrozadas.

Y por una oculta senda
que el Cielo me depara,
entre sustos y congojas
llegar logré a Villacañas.

La hermosísima Filena,
de mi desastre apiadada,
me ofreció su hogar, su lecho
y consuelo a mis desgracias.

Registróme las heridas,
y con manos delicadas
me limpió el polvo y la sangre
que en negro raudal manaban.

Curábame las heridas,
y mayores me las daba;
curábame el cuerpo,
me las causaba en el alma.

Yo, no pudiendo sufrir
el fuego en que me abrazaba,
díjele; "Hermosa Filena,
basta de curarme, basta.

Más crueles son tus ojos
que las polonesas lanzas:
ellas hirieron mi cuerpo
y ellos el alma me abrasan.

Tuve contra Marte aliento
en las sangrientas batallas,
y contra el rapaz Cupido
el aliento ahora me falta.

Deja esa cura, Filena;
déjala, que más me agrabas;
deja la cura del cuerpo,
atiende a curarme el alma".

ANGEL DE SAAVEDRA

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